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Cirugías Íntimas Femeninas

Decidir practicarse una cirugía vaginal estética

¿Por qué tomamos decisiones a veces incomprendidas por la gente que nos rodea?

¿Por qué en ocasiones decisiones importantes para nosotros las toman los demás?

Si una vez has sido informada correctamente sobre aquello que te preocupa y te angustia…. ¿por qué otros toman decisiones por ti para solucionar un problema que sólo tú puedes entender en su justa magnitud?

En medicina ocurre, por desgracia muy a menudo, que los médicos y personal sanitario secundario, cuándo existen varias posibilidades de tratamiento de una afección física o psíquica, transfieren al paciente su propia manera de enfocar el problema y, aunque la intención sea buena, en numerosas ocasiones el paciente no soluciona el problema a SU entera satisfacción.

En el caso de la cirugía vaginal estética que nos ocupa, he observado a menudo que muchas mujeres están confundidas y desorientadas cuando han consultado por un problema que para ellas era muy importante. La ayuda que debían encontrar se ha transformado en una crítica, inexplicablemente. Alguien les ha dicho que “no hay para tanto” o que el agrandamiento de los labios, sean mayores o menores, no es tal y que son “completamente normales”. O que la vagina excesivamente ampliada y dada de sí por la causa que fuere “no tiene importancia” porque es una consecuencia natural de ser madre….

También he oído, (aún teniendo la paciente una incontinencia bastante relevante), que la intervención para corregirla falla muchas veces…., y el colmo:”mejor déjalo hasta que la incontinencia sea más acusada (¿?).

Todo esto sólo demuestra una cosa: las mujeres en muchas ocasiones no deciden por sí mismas. Aquello que les preocupa y las acompleja profundamente es juzgado de forma irrelevante por su entorno familiar y social inmediato e incluso …. ¡por sus médicos!.

¿Cómo podemos ser tan obtusos? Nadie tiene derecho a decidir por los demás porque los problemas psicológicos son individuales, y lo que para algunos carece de importancia para otros es la diferencia entre felicidad y depresión.

El principal cometido de un médico es ayudar, no juzgar. Nuestras ideas, moral y opiniones NO son las de nuestras pacientes. Por lo tanto, respetemos sus deseos una vez han sido bien informadas y no hagamos juicios de valor como si fuéramos sus guías supremos. Solucionemos lo mejor posible su problema y seguro que entonces nos lo agradecerán.

Dr. Miguel Barroeta.